El objetivo de este blog dar a conocer nuestra experiencia como padres de un niño que nació con una hemiparesia izquierda, por si puede ayudar a otros padres que pasen por la misma situación.
En el blog vamos contando las distintas terapias que hemos aplicado a nuestro hijo, y que creemos que pueden ser de interés para otros niños.
En la parte izquierda del blog están las páginas del blog, en las que vamos contando toda nuestra historia clasificada según la edad que iba teniendo el niño. Todos los nuevos Artículos, además de estar en la página "Artículos Recientes", también los copiamos en las páginas clasificadas según la edad, para que quede de una forma mas ordenada en función de la edad del niño.

jueves, 17 de marzo de 2022

TOXINA BOTULÍNICA

 

TOXINA BOTULÍNICA

El 14 de enero de 2013 le pusieron a mi hijo la toxina botulínica por primera vez.

En esa fecha mi hijo pesaba 20 kg y le pusieron 60 unidades, es decir, 3 unidades por kg.

Siempre he tenido muchos temores hacia la toxina por los posibles efectos secundarios que pudiese tener, y por si paralizaba mas de la cuenta a mi hijo, y perdía movilidad. No quería correr riesgos ya que mi hijo ya corría, saltaba, montaba en bici, etc. Nuestra médico rehabilitadora nos llevaba sugiriendo desde el 2010 que le pusiéramos la toxina, pero nosotros no lo creíamos necesario en esas fechas, y en noviembre de 2012 si que vimos que podía ser de utilidad y accedimos, pero después de negociarlo mucho, le dije a la doctora que preferíamos empezar muy poco a poco, de forma muy conservadora, e ir viendo los resultados. Queríamos que le pusiesen 50 unidades. Nos dijo que probablemente no hiciese efecto, pero nosotros preferíamos quedarnos cortos y que no hiciese efecto a pasarnos y tener algún riesgo de parálisis en algún músculo. Así que acordamos que se le pondrían 50 unidades y lo puso por escrito.

El día de la inyección yo quería estar presente para que todo fuese correcto porque ya no me fío nada de los médicos. Otra doctora (no la nuestra), entró en la sala y sin explicarnos nada quería pincharle directamente al niño. Cuando ya estaba a punto de pincharle al niño, le dije que esperase un momento, y que quería saber por favor que dosis de toxina le iban a poner a mi hijo. No me respondió, y le volví a preguntar de nuevo, y esta vez de forma mas seria, y que quería hablar con nuestra doctora. Todo esto ya con el niño tumbado, y la aguja a pocos centímetros para pincharle.

Esta vez, como vio que me ponía mas serio me respondió y me dijo que 60 unidades, que era poquísimo y que menos no haría efecto. Se creó un clima un poco tenso, pero como estaba ya todo preparado accedí.

De todos modos, estoy bastante enfadado con nuestra médico que fue la que preparó la dosis (la vi yo preparándolas), porque hacen las cosas sin informar a los padres y sin contar con su opinión.

A pesar de haberlo discutido durante meses, y haber dado todas nuestras razones, y haber llegado a un acuerdo, al final ellos hacen lo que les parece sin contar con la opinión de los padres, y lo que es peor a escondidas y mintiendo.

Afortunadamente ha salido todo bien, pero en medicina siempre hay riesgos, y si hubiese salido algo mal, hubiésemos tenido un problema con ellos muy serio porque habían tomado esa decisión en contra de la opinión de los padres y mintiendo.

Como estoy cansado de decir, la responsabilidad última de la rehabilitación de nuestros hijos es de los padres, y nos corresponde a nosotros tomar esas decisiones si estamos suficientemente formados e informados, como es nuestro caso. Además nosotros no les estábamos pidiendo asumir mas riesgos, sino ser mas conservadores aunque no hiciese efecto.

Respecto a la toxina, nuestra opinión es que primero hay que agotar todas las posibilidades de la rehabilitación clásica sin inyectar nada a los niños. Hay que trabajar, trabajar y trabajar. Y si después de años trabajando llega un momento que el niño está estancado, y no evoluciona en su rehabilitación, entonces puede ser el momento de probar nuevas cosas para seguir mejorando. Ese fue nuestro caso.

Mi opinión es muy conservadora, y creo que cuantos menos medicamentos demos a nuestros niños mejor, porque siempre tienen algún efecto secundario. Además, si se usa mucho, la toxina va perdiendo eficacia y cada vez es necesario poner mas dosis. Así que nosotros lo vemos como último recurso para cuando ya no se puede avanzar por ningún otro medio.

En el caso de nuestro hijo, la toxina le produjo una rigidez en el músculo superior a la normal, que nos impidió trabajar con normalidad unos 15 días, sin que después haya habido una clara mejoría. Por lo que probablemente no se la volveremos a poner.